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PSICOLOGÍA

La técnica de la caja de arena en consulta

Victoria Sánchez, Psicóloga Clínica

11 octubre 2017

La primera reacción de las personas que entran por primera vez en la consulta suele ser fijarse en las baldas llenas de figuras y la caja llena de arena y preguntar, ¿esto es para los niños, verdad? Parece que se despierta la curiosidad.

Es verdad que es un material que usamos con los niños, pero no sólo con niños.

Encontramos entre las figuras: animales salvajes, de granja, personas, familias, profesiones, elementos de la naturaleza, construcciones, medios de transporte, elementos mitológicos…

En la consulta de psicología, para trabajar con personas adultas, contamos como herramienta principal con la expresión verbal, la palabra. A través de ella, junto al paciente, explorando y transformando la narrativa, podemos conseguir grandes cambios que acercan a un estado de salud global.

Las figuritas.

Fotografías realizadas por Victoria Sánchez en Caban Psicología y Fisioterapia

Pero hay otra clase de lenguaje que puede surgir, siempre que se den las condiciones adecuadas. El disponer de una caja llena de arena e invitar a la persona a elegir las figuras que quiera de las estanterías, posibilita expresarse sin palabras, lo que tiene muchos beneficios.

En primer lugar porque a veces es muy difícil explicar con palabras cómo nos sentimos, porque estamos confusos, bloqueados… El poder utilizar símbolos (las miniaturas), permite expresarse, compartir y comunicar, y esto tiene un gran alcance terapéutico. Permite reunir objetos o fenómenos de la realidad exterior y usarlos al servicio de la realidad interna.

Este proceso puede ocurrir si la persona confía en el profesional que tiene delante, si se ha iniciado el vínculo terapéutico.

Se puede considerar el uso de la arena y las figuras una técnica de juego, una expresión artística… en cualquier caso, mi experiencia usando la técnica en consulta desde hace años de forma diaria con niños y adultos, me dice que es una herramienta valiosa, que facilita el camino hacia la recuperación y resiliencia.

Más figuritas.

Facilita la regulación de la activación, la exploración de los límites, la flexibilidad, la espontaneidad, la resolución de conflictos, integrar partes disociadas, ordenar la mente y generar nuevas perspectivas. Ayuda a elaborar las historias traumáticas sin necesidad de poner palabras y retraumatizar, a desbloquear cuando uno no encuentra salida en una situación, a mejorar la creatividad y conectar con las necesidades y la capacidad de disfrute.

La caja de arena.

De todos las personas que atiendo en consulta creo que son valientes y generosas. Valientes porque para llegar hasta allí han superado algunos obstáculos, dentro de su biografía, y para dar el paso de ir a terapia. Aquí enocntramos obstáculos propios, y lo que provienen de la mirada del otro (“ir al psicólogo es de locos”, “esto se soluciona con fuerza de voluntad” “debería poder controlarlo solo” “qué vergüenza, cómo voy a hablar de esto, qué va a pensar de mi…” “ni siquiera sé lo que me pasa, cómo lo voy a contar…”, etc.). Generosos por compartir sus preocupaciones, miedos, esperanzas y sueños.

Más aún, cuando a un adulto le pedimos que “juegue”, y como el espacio terapéutico es un espacio seguro, se permiten hacerlo, porque confían, y esta es la clave de la psicoterapia. El vínculo permite generar un apego seguro, y este, confiar. A partir de ahí, todo es posible.

Esto permite usar el material para la creación de escenas, que a su vez facilita la expresión de estados emocionales y la elaboración del contenido perturbador y dañino. Es un medio de expresión seguro de conflictos, miedos y fortalezas. Como si las miniaturas representasen las palabras y la bandeja la gramática. El papel del terapeuta es acompañar, contener sin invadir.

Son muchos los casos en lo que he encontrado el uso de la caja de arena de gran utilidad terapéutica, y así me lo han transmitido muchas personas que han trabajado con ella: bloqueo emocional, apego inseguro, trauma (abuso sexual, maltrato, negligencia), dolor crónico, trastornos de la conducta alimentaria, ansiedad, impulsividad, autoestima duelo, dificultades en el lenguaje… Seguramente a cada persona le aporta de una manera distinta, en cualquier caso, es una herramienta que todos los pacientes van a tener a su disposición en la consulta, porque confiamos en su potencial terapéutico. Y esta cadena de confianza, de los terapeutas en la técnica, y de los pacientes en los terapeuta, posibilita construir mundos nuevos, en la consulta, y fuera de ella.

“En el juego, y sólo en él, puede el niño o el adulto crear y usar toda la personalidad, y sólo cuando se muestra creador, el individuo descubre su persona” D. Winnicot